Declaración de Dublín por la Longevidad

Recomendación Consensuada para
Expandir Inmediatamente las Investigaciones para
Extender la Vida Saludable.

RESUMEN

Un aumento de la esperanza de vida saludable, a través de un tratamiento mucho mejor de las enfermedades relacionadas con la edad (demencia, enfermedades cardíacas, cáncer, fragilidad y muchas otras), generaría beneficios extraordinarios, incluidos ahorros de literalmente miles de millones de dólares al año en costos de atención médica.

En esta declaración, docenas de expertos de renombre mundial declaran que tal avance está ahora potencialmente al alcance de la mano, si ponemos el foco en los procesos subyacentes del envejecimiento, y que los esfuerzos para lograrlo deben ampliarse muchísimo, y de inmediato.

Durante milenios, el consenso del público en general ha sido que el envejecimiento es inevitable.

Durante la mayor parte de nuestra historia, incluso llegar a la vejez era un logro significativo – y si bien los centenarios han existido al menos desde la época de los griegos, el envejecimiento nunca fue de gran interés para la medicina

Eso ha cambiado.  La medicina de la longevidad se ha vuelto popular.  En primer lugar, se acumuló evidencia de que las modificaciones en el estilo de vida previenen las enfermedades crónicas del envejecimiento y prolongan la duración de la salud, el período de vida saludable y altamente funcional.  Más recientemente, la investigación sobre la longevidad ha logrado grandes avances: se ha descubierto que el envejecimiento es maleable y se han identificado cientos de estrategias de intervención que extienden la esperanza de vida y la salud en modelos animales.

Se están realizando estudios clínicos en humanos, y los primeros resultados sugieren que la edad biológica de un individuo es modificable.

· · ·

Se ha realizado un esfuerzo concertado en el campo de la longevidad para institucionalizar la palabra “healthspan”, la “esperanza de vida saludable”.  ¿Por qué la esperanza de vida saludable o healthspan (cuánto tiempo nos mantenemos sanos) y no su efecto secundario, la esperanza de vida o lifespan (cuánto tiempo vivimos)?

Las razones están ligadas más a la percepción que a la realidad.  Fundamental para esta necesidad de resaltar la esperanza de vida saludable es la idea que tienen las personas cuando se les pregunta si quieren vivir más tiempo.  Muchos se imaginan a sus padres o abuelos al final de sus vidas, cuando a menudo tienen problemas de salud importantes y una baja calidad de vida.  Luego concluyen que no elegirían vivir más en esa condición.

Esto va en contra de los hallazgos de las investigaciones sobre longevidad, que muestran que es posible intervenir en la mediana edad y extender tanto la esperanza de vida como la salud simultáneamente.  Hacer hincapié en la expectativa de vida saludable también reduce las preocupaciones de algunas personas sobre si es ético vivir más tiempo.

· · ·

Sin embargo, esto tiene un inconveniente: muchas de las intervenciones actuales para la longevidad pueden prolongar la esperanza de vida más que la de la vida.  Las intervenciones en el estilo de vida, como el ejercicio, probablemente encajen en este molde.  Muchas intervenciones que tienen efectos dramáticos que extienden la salud en modelos de invertebrados tienen efectos más modestos en ratones, y existe la preocupación de que se reduzcan aún más en humanos.

En otras palabras, los medicamentos y las moléculas pequeñas que hoy nos entusiasman pueden, a pesar de sus elevados costos de desarrollo y largos procesos de aprobación, extender la vida saludable (de promedio) sólo en cinco o diez años, y es posible que no incrementen la esperanza de vida en absoluto.

¡Lo que no es poco, esto representaría una revolución en la práctica médica!

Una extensión de cinco años de la duración de la salud humana, con acceso equitativo para todas las personas, ahorraría miles de millones al año en costos de atención médica, brindaría calidad de vida adicional a toda la población y mejoraría los desafíos demográficos que se están dando en la primera mitad de este siglo.

La mayoría de los expertos en el campo reconocen ahora que este es un resultado probable en el futuro cercano y que uno de los objetivos de la medicina de la longevidad ahora es lograrlo.  Pero es posible mucho más.

· · ·

Podría decirse que evitar hacer hincapié en la expectativa de vida es consecuencia de un enfoque demasiado pragmático respecto a dos cuestiones fundamentales:

¿Por qué envejecemos los humanos, y qué podemos hacer al respecto?

Estas son seguramente dos de las preguntas más importantes en el campo de la biología humana.  Aunque hacemos todo lo posible por ignorarlo, la perspectiva de un deterioro inevitable de la salud que conduzca a la mortalidad da forma a nuestros pensamientos y acciones.  A pesar de los increíbles avances en la investigación sobre la longevidad, estas preguntas siguen sin respuesta.

  • ¿Qué procesos biológicos provocan el estado de envejecimiento?
  • ¿Se puede no sólo ralentizar significativamente el envejecimiento, sino revertirlo cada vez más?
  • ¿Cómo de distintos serían los seres humanos, y sus sociedades, si logramos estos objetivos?

Responder a estas preguntas costará miles de millones de dólares en investigación y mucho tiempo, pero afirmamos que sin duda se amortizaría muchas veces.  Se puede argumentar (y se argumentará) que estas preguntas deben responderse porque el conocimiento adquirido conducirá inevitablemente a importantes avances médicos.

Otra razón es la que no está impulsada por la utilidad, sino más bien por el clásico argumento del “conocimiento por el conocimiento”.  Comprendernos a nosotros mismos y a los organismos que nos rodean solía ser razón suficiente para realizar investigaciones, y responder preguntas básicas con conocimiento de causa resulta útil para el futuro.  ¡Viene a la mente la penicilina!  Pero la búsqueda del conocimiento, especialmente sobre temas omnipresentes como el envejecimiento, es valiosa por derecho propio.

· · ·

Lograr un control mucho mejor del envejecimiento no significaría la inmortalidad, por supuesto.  Sin embargo, cambiaría dramáticamente el mundo en el que vivimos y cómo vivimos en él.  La calidad de vida puede crecer, el miedo a perder la independencia puede disminuir y, con el tiempo, la estructura de nuestro mundo puede mejorar radicalmente.

¿Qué significaría?

  • Imagine la energía de la juventud combinada con la sabiduría de la experiencia.
  • Imagine vivir lo suficiente para viajar al espacio.
  • Imagínese volver a la escuela a los 80 años para estudiar los últimos avances científicos, comenzar una nueva carrera y ver a sus tataranietos.

Sí, habrá resultados inesperados y algunos podrían plantear nuevos desafíos – pero lo mismo ocurrió con los avances tecnológicos del pasado a los que pocos de nosotros haríamos feos hoy.

¿Cuántos de nosotros queremos retroceder en el tiempo ahora? ¿Cuántos querrán hacerlo en el futuro?

· · ·

El optimismo sobre un futuro mejor todavía nos impulsa, y una forma de avanzar es responder a las grandes preguntas de la biología. El gran desafío del envejecimiento es el más importante de ellos.

¿Qué cartas hay que voltear para responder a la pregunta de la longevidad?  ¿Qué estrategias de intervención podrían llevarnos más allá de modestos efectos sobre la expectativa de vida saludable, y hacia un cambio radical en la tasa de envejecimiento biológico? ¿... más allá del conocimiento aproximado de la biología subyacente al envejecimiento, hacia una verdadera comprensión?

La investigación biogerontológica es a menudo de naturaleza reduccionista, y profundiza en las vías, las proteínas y los genes que influyen en cómo envejecemos.  Esto ha tenido éxito, pero ahora es evidente que los procesos que controlan el envejecimiento representan una red interconectada de interacciones que eventualmente hacen que el fenotipo envejecido surja a nivel de todo el organismo.  Se necesita un nuevo pensamiento sistémico para resolver la pregunta de “por qué envejecemos”.  Es necesario emplear estrategias para reconstruir las alteraciones y vías moleculares e integrarlas en un modelo unificado que explique el envejecimiento.

Tal síntesis requiere un enfoque multidisciplinario que combine métodos y herramientas de la biología molecular, la teoría de sistemas complejos y las ciencias físicas y de ingeniería.  Puede verse facilitado en gran medida por la creciente disponibilidad de datos biomédicos humanos, como los registros médicos electrónicos.  La modelización impulsada por la IA está avanzando en este ámbito, lo que lleva a mediciones de la edad biológica, nuevas intervenciones y comprensión de las contribuciones relativas de los diferentes aspectos del envejecimiento.

Sin embargo, es importante ir más allá de los modelos de caja negra para obtener modelos significativos del proceso de envejecimiento que no sólo puedan describir, sino también explicar ese proceso en términos que sean comprensibles y viables.

· · ·

La mayoría de las intervenciones en estilos de vida o de moléculas pequeñas que se están probando actualmente se enfocan en vías que afectan la longevidad.  Estas incluyen aquellas diseñadas para mejorar el metabolismo, restaurar la función inmune juvenil, mantener una composición corporal juvenil, eliminar células nocivas o mejorar las respuestas celulares al estrés.

Pero hay estrategias en el horizonte (y un poco más allá) que pueden tener un impacto mucho mayor.  Es necesario explorarlas seriamente, y dedicar recursos a estas grandes cuestiones.  Es necesario aceptar y tolerar niveles significativamente más altos de fracaso en la investigación sobre la longevidad, sabiendo que las grandes ideas a veces son erróneas y que las que son correctas superarán con creces los reveses.

A continuación, enumeramos algunas de las ideas de intervención prometedoras que se vislumbran en el horizonte y especulamos sobre lo que aún no es visible.

Estos (y otros) ejemplos deberían ser la base del debate de un grupo de trabajo diseñado para revitalizar el concepto de lograr el control sobre nuestro resultado biológico más inevitable: la morbilidad y la mortalidad relacionadas con la edad.

Algunas estrategias y preguntas emergentes:

  • Enfoques combinatorios – ¿Se pueden abordar múltiples sistemas simultáneamente, y produciría eso unos resultados sinérgicos?
  • Nuevas clases de moléculas pequeñas – Sólo hemos explorado un pequeño subconjunto del conjunto de moléculas pequeñas, para obtener resultados sobre la longevidad.  ¿Podría el enfoque en moléculas de mayor tamaño, o incluso nuevas pruebas de detección, dar como resultado una mayor extensión de la vida saludable?
  • Reprogramación celular – ¿Podemos reprogramar las células somáticas de nuestros tejidos a un estado que promueva el reemplazo de las células dañadas y la restauración de la función juvenil del tejido?
  • Enfoques basados en la longevidad de las especies – ¿Podemos utilizar adaptaciones de especies longevas para lograr una longevidad humana comparable a los mayores éxitos de la naturaleza, superando los modestos cambios logrados por las intervenciones existentes?
  • Terapia genética y celular – Prometidas desde hace mucho tiempo, tanto la terapia genética como la terapia celular se han vuelto factibles.  ¿Se pueden emplear para combatir el envejecimiento o las patologías relacionadas con la edad?
  • Objetivos novedosos – por ejemplo, terapias genéticas derivadas de estudios multiómicos.  ¿Pueden retrasar o revertir los procesos de envejecimiento?
  • Estrategias emergentes para revertir el deterioro del epigenoma relacionado con la edad – Hay evidencia válida de que este deterioro reduce nuestro control de parásitos endógenos como los retrotransposones y los retrovirus, y aumenta la inflamación relacionada con la edad.  ¿Se puede reparar?
  • Personalización de las intervenciones sobre el envejecimiento – Si bien parece que los acontecimientos generales impulsan el envejecimiento, es probable que sus impactos relativos en cada individuo varíen, por lo que comprender cómo optimizar las intervenciones para el individuo probablemente dará mejores resultados.
  • Más allá del horizonte – A menudo consideradas ciencia ficción, estrategias como la criopreservación, el mapeo cerebral y la generación de órganos ex vivo pueden, en última instancia, ser factibles.  Deberíamos mantener abierta la posibilidad de que una dramática extensión de la esperanza de vida pueda involucrar tecnologías que aún no hemos imaginado del todo.

· · ·

¿Es previsible una extensión radical de la esperanza de vida?  Nadie puede responder esa pregunta con certeza.  Pero ciertamente hay suficientes pistas tentadoras que sugieren que el envejecimiento es lo suficientemente maleable como para justificar la asignación de recursos muy sustanciales.

Imagine un mundo en el que controlamos el envejecimiento – posiblemente el mayor avance hasta ahora en la siempre cambiante condición humana.

Traducción de Sergio Tarrero

FIRMANTES

Brian KennedyDistinguished Professor of Biochemistry and Physiology, National University of Singapore
Aubrey de GreyPresident & Chief Science Officer, Longevity Escape Velocity (LEV) Foundation
Martin O'DeaVice Chair, Longevity Escape Velocity (LEV) Foundation
George ChurchRobert Winthrop Professor of Genetics, Harvard Medical School; Professor of Health Sciences and Technology, Harvard and MIT
David SinclairProfessor of Genetics, Harvard Medical School
James NelsonPresident, Gerontological Society of America; Professor of Physiology, Barshop Institute for Longevity and Aging Research
Eric VerdinProfessor, President and CEO, Buck Institute for Research on Aging
Ronald DePinhoBurkhart Distinguished University Chair in Cancer Research and Past President, University of Texas MD Anderson Cancer Center
Maria BlascoDirector, Spanish National Cancer Research Centre (CNIO)
Vadim GladyshevProfessor of Medicine, Harvard Medical School
Nir BarzilaiProfessor of Medicine and Genetics and Director of the Institute for Aging Research, Albert Einstein College of Medicine
Matt KaeberleinProfessor of Pathology, University of Washington in Seattle
Vera GorbunovaDoris Johns Cherry Professor of Biology, University of Rochester
Andrei SeluanovProfessor of Biology and Medicine, University of Rochester
Michael RoseDistinguished Professor of Biological Sciences, University of California, Irvine
Camillo RicordiProfessor of Surgery and Director of the Cell Transplant Center, University of Miami
Gerald SchattenProfessor of Obstetrics, Gynecology and Reproductive Sciences, Cell Biology, and Bioengineering, University of Pittsburgh
Andrea MaierOon Chiew Seng Professor in Medicine, Healthy Ageing and Dementia Research, National University of Singapore
Valter LongoEdna M. Jones Professor of Gerontology and Biological Sciences, University of Southern California
Björn SchumacherProfessor for Genome Stability in Aging and Disease, University of Cologne
Evelyne BischofProfessor of Medicine, Shanghai University of Medicine and Health Sciences
Jan VijgProfessor of Genetics and Professor of Ophthalmology & Visual Sciences, Albert Einstein College of Medicine
Yousin SuhProfessor of Reproductive Sciences (in Obstetrics and Gynecology) and of Genetics & Development, Columbia University
Thomas RandoProfessor of Neurology and Molecular, Cell & Developmental Biology, University of California, Los Angeles
Steven AustadDistinguished Professor of Biology, University of Alabama at Birmingham
Andrzej BartkeDistinguished Scholar and Professor of Internal Medicine and Physiology, Southern Illinois University
Mike WestFounder and CEO, AgeX Therapeutics
Bill AndrewsFounder and CEO, Sierra Sciences
Alex ZhavoronkovFounder and CEO, Insilico Medicine
Liz ParrishFounder and CEO, BioViva USA
Arlan RichardsonProfessor of Geriatric Medicine, University of Oklahoma Health Sciences Center
Marco QuartaCo-Founder and CEO, Rubedo Life Sciences
Rochelle BuffensteinResearch Professor, University of Illinois at Chicago
Jan GruberAssociate Professor of Biochemistry, Yale-NUS College
Peter FedichevCo-Founder and CEO, GERO
Morten Scheibye-KnudsenAssociate Professor, University of Copenhagen
Peter RabinovitchProfessor Emeritus, University of Washington
Holly Brown-BorgChester Fritz Distinguished Professor of Pharmacology, Physiology & Therapeutics, University of North Dakota
Luigi FontanaProfessor of Medicine and Nutrition and Leonard P Ullmann Chair in Translational Metabolic Health, University of Sydney
Andrei GudkovProfessor of Oncology, Roswell Park Comprehensive Cancer Center
Rozalyn AndersonProfessor of Medicine, University of Wisconsin
Randy StrongProfessor of Pharmacology, Barshop Institute for Longevity and Aging Research
Julie AndersenProfessor, Buck Institute for Research on Aging
Vincent MonnierProfessor of Pathology and Biochemistry, Case Western Reserve University
Ellen Heber-KatzProfessor, Lankenau Institute for Medical Research
Joanna BenszFounder and CEO, Longevity Center, Europe
Emma TeelingProfessor of Zoology, University College Dublin
Zoltán UngváriDonald W. Reynolds Chair of Aging Research, University of Oklahoma Health Sciences Center
John TowerProfessor of Biological Sciences and Gerontology, University of Southern California
Georg FuellenProfessor of Medical Bioinformatics, Institute for Biostatistics and Informatics in Medicine and Ageing Research
Barbara Shukitt-HaleUSDA-ARS Research Psychologist (Neuroscience and Aging), Tufts University
Alexey MoskalevDirector of the Institute of Biogerontology, Lobachevsky State University
Dudley LammingAssociate Professor of Medicine, University of Wisconsin-Madison
Patrizia d'AlessioFounder and CEO, AISA Therapeutics
Tina WoodsFounder and CEO, Collider Health
Danica ChenProfessor of Metabolic Biology, Nutritional Sciences & Toxicology, University of California, Berkeley
Christiaan LeeuwenburghProfessor of Aging and Geriatrics and of Anatomy and Cell Biology, University of Florida
Mikhail BlagosklonnyProfessor of Oncology, Roswell Park Comprehensive Cancer Center
Graham PawelecProfessor of Experimental Immunology, University of Tübingen
Claudia GravekampProfessor of Microbiology & Immunology, Albert Einstein College of Medicine
Janko NikolichProfessor of Immunobiology and Medicine, University of Arizona
Andrew SteelePresenter and Author, “Ageless: The New Science of Getting Older Without Getting Old”
João Pedro de MagalhãesProfessor of Molecular Biogerontology, University of Birmingham
Sebastian BrunemeierCo-Founder and General Partner, Healthspan Capital; CEO and Founder, ImmuneAGE Bio
Tilman GruneProfessor of Molecular Toxicology, University of Potsdam
Gregory BrewerProfessor of Systems Neuroengineering, University of California, Irvine
Cargando más firmas, por favor espere...

Los títulos y afiliaciones se proporcionan únicamente con fines de identificación y no implican respaldo por parte de las organizaciones nombradas. Estamos trabajando diligentemente para garantizar la autenticidad de la lista; sin embargo, si su nombre se agregó sin su consentimiento, comuníquese con los moderadores.

AÑADE TU NOMBRE.

Alentamos de todo corazón a cualquiera que apoye el mensaje de la Declaración de Longevidad de Dublín a que sume su firma e inste a otros a hacer lo mismo.

Creemos que demostrar tanto el consenso de los expertos como un amplio apoyo público para la extensión de la esperanza de vida saludable tendrá el mayor impacto, al influir en los formuladores de políticas y las instituciones para que reconozcan y se alineen con el cambio de paradigma que ahora está arraigando en la ciencia médica.

Por favor indica tu estado:

Detalles del Firmante:

Se enviará un correo electrónico a esta dirección para validar su firma. Debe hacer clic en el enlace de ese mensaje para completar el proceso de firma.

¡Gracias! Se recibió su solicitud de firma y se acaba de enviar un mensaje de verificación a la dirección de correo electrónico proporcionada por confirmations@dublinlongevitydeclaration.org.

Para completar el proceso de firma, debe hacer clic en el enlace de ese mensaje.

Si no recibe un correo de verificación dentro de los 5 minutos (¡recuerde revisar su carpeta de correo no deseado/correo no deseado!)  debe comunicarse con los moderadores para obtener ayuda, citando su referencia de envío:
%SUBREF%

¡Gracias! Se ha recibido su solicitud de firma. Sin embargo, no pudimos enviar un correo electrónico de verificación de inmediato (esto puede deberse a límites de capacidad).

Se le enviará un mensaje de verificación lo antes posible. Su firma no se mostrará hasta que haya hecho clic en el enlace de ese mensaje.

El mensaje se originará en confirmations@dublinlongevitydeclaration.org y le recomendamos encarecidamente que agregue esta dirección a su lista de Contactos/remitentes seguros para asegurarse de que no se filtre incorrectamente como spam.

Mientras tanto, si necesita ponerse en contacto con nosotros sobre esta solicitud, indique su referencia de envío:
%SUBREF%

Lo sentimos: el servidor reconoció la solicitud, pero no pudo guardar su firma en este momento. Esto puede deberse a una sobrecarga. ¡Inténtelo de nuevo más tarde!

Lo sentimos, ¡hubo un problema con esta solicitud! La respuesta del servidor fue "%ERROR%".

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Qué pretende lograr la Declaración?

Como comienza la Declaración señalando: "Durante milenios, el consenso del público en general ha sido que el envejecimiento es inevitable".  Debido a esa suposición, los esfuerzos para combatir el envejecimiento se consideran en general indignos de un reconocimiento o apoyo serio.

Lo que pocos ciudadanos se dan cuenta es que ahora ha surgido un consenso muy diferente entre los expertos en el tema.  Los principales signatarios de la Declaración, entre los que se incluyen la mayoría de los líderes mundiales en biología del envejecimiento, se han unido para anunciar que el éxito de tales esfuerzos podría realmente lograrse.

Su mensaje insta a todos aquellos que influyen en la opinión, las políticas y la financiación públicas y privadas a reconocer ese hecho y actuar en consecuencia.

El extraordinario potencial social y económico de la medicina de la longevidad ha sido reconocido por las autoridades en esos campos durante muchos años.  Ha llegado el momento de emprender una campaña igualmente extraordinaria para lograrlo: liberar a la humanidad de la plaga del envejecimiento y sus enfermedades.

¿Cuál es la evidencia de que “una extensión de cinco años de la duración de la salud humana, con acceso equitativo para todas las personas, ahorraría billones por año en costos de atención médica?
Véase el artículo de Nature AgingThe economic value of targeting aging” de Andrew J. Scott, Martin Ellison y David A. Sinclair - extracto: “Demostramos que una desaceleración del envejecimiento que aumenta la esperanza de vida en 1 año vale 38 billones de dólares y dentro de 10 años, 367 billones de dólares. En última instancia, cuanto más se avance en la mejora de la forma en que envejecemos, mayor será el valor de futuras mejoras”.
¿Cuál es la relación entre la Declaración de Longevidad de Dublín y la Fundación LEV/Dr. Aubrey de Grey?
Brian Kennedy y Aubrey de Grey son los coautores científicos del texto original, con enmiendas también sugeridas por algunos de los firmantes iniciales.  LEVF publica la Declaración en nombre de los firmantes, se encarga de la recolección de firmas adicionales y apoya la divulgación en los medios.
¿Por qué es la Declaración de Longevidad de “Dublín”?
Las ideas para la Declaración se discutieron con los oradores en el período previo a la Cumbre sobre la Longevidad de Dublín celebrada en agosto de 2023, donde también se anunció por primera vez el próximo lanzamiento de la Declaración.
¿Si el campo de la medicina de la longevidad ya ha entrado en la corriente principal, como usted afirma, qué valor añade la Declaración?
Lo que está en juego es la escala de las mejoras potenciales en la longevidad humana saludable y el ritmo al que se pueden lograr estas mejoras.  La Declaración busca crear una mayor conciencia sobre la escala de posibles mejoras y aumentar el ritmo al que se producen.  Como dice la Declaración, “Es mucho más posible" de lo que se obtendría de una modesta continuación de las tendencias existentes.